lunes, 11 de mayo de 2015

Love Like Death - Capítulo 10


CAPÍTULO 10

¿Alguna vez has sentido presión cuando sientes que las cosas nunca te salen como lo planeas? Pues justo ahora me siento de esta manera, me sentía tan horrible, tan mal, tan…culpable.
Y todo fue con el fin de protegerlo, sí, proteger a la persona que más amo. Mi Chunnie.

Y pensar que en otro tiempo el fin era distinto…

“Hace un par de años atrás yo solamente era un chico de esos que hacían lo que fuera para conseguir algo de plata, tocar la guitarra, bailar un poco en las calles, falsas citas, uno que otro asalto, lo que fuera, realmente no me importaba nada, lo único que quería y necesitaba era algo de comer.

Pero fue justo en uno de esos días, en que aquella persona me encontró…
Justamente acababa de huir de  la policía, pues había asaltado una de esas tiendas de autoservicio, me encontraba en un rincón de un callejón oscuro comiendo unas galletas que tomé de ahí. Odiaba mi vida, el simple hecho de ser huérfano y crecer en un orfanato era suficiente para querer desaparecer del planeta, pero cuando era un niño, uno de los chicos del orfanato me dijo que no me rindiera, que la vida seguía, que hay que lograr superarnos y desafiar a la vida misma, que nos ponía varios retos, y el simple hecho de no tener o no saber nada de nuestros padres, era tan solo eso, un reto, un reto mayor que solo nosotros superaremos. Esa misma noche horneé unas galletas que las novicias del orfanato nos habían enseñado a hacer, tomé un plato y puse un par de ellas en él, dejando el plato junto a su cama, revolví un poco su cabello y sonreí, entendí que ya no debía estar más en ese lugar, él estaba dormido así que no podía escucharme, tomé un par de cosas y escapé.
Recordar todas esas cosas hicieron que un par de lágrimas recorrieran mis mejillas, pues a pesar de intentar salir adelante, me sentía muy solo, y cuando estas solo sientes que solo eres tú, encerrado entre cuatro paredes, sin nada que hacer, completamente inútil.
De pronto, las luces de un auto iluminaban mi rostro y entrecerré los ojos para que la luz no me hiciera daño, alcanzando a ver que un par de hombres bajaban de ahí, creí que era la policía, así que con dificultad me levanté y alcé las manos rendido, pero aquellos dos sujetos me tomaron y me subieron a ese vehículo, dándome cuenta después que se trataba de una limosina.
―Kim Junsu ―la voz del joven que tenía frente a mí me llamó, era alto, delgado, cabello castaño oscuro, usaba grandes gafas oscuras―.
―Sí, soy yo…¿Cómo sabe eso? ―pregunté algo tembloroso―.
―Eso no importa, alguien me dijo por ahí que puedes hacer lo que sea por dinero. ―asentí, era verdad―Bien, si tu aceptas este trabajo, tendrás una paga, y muy buena ―sonrió  de lado ese joven―.
―¿De que se trata?
―Necesito que te deshagas de alguien ―tragué saliba―, o bueno, no involucrarlo en mis asuntos.
―Se escucha…sencillo ―afirmé―.
―Y lo es…bueno, eso depende de ti.
―¿Por qué? ―pregunté con algo de curiosidad―.
―El hermano de este chico trabaja para mí, pero su hermano no esta de acuerdo con estos “trabajos” que él realiza, ahora la policía sigue la pista de su hermano, y si lo capturan todo se irá por la borda.
―Entonces, no es tan necesario…matarlo.
―No tanto, si así lo deseas. Tan solo no quiero que se meta en asuntos mayores, ya sabes, que no abra la boca demás o entonces si tendremos que deshacernos de él.
―Entiendo.
―¿Aceptas? ―asentí, el trabajo no era tan difícil, bastaría tan solo con un susto―. Excelente ―sonrío con malicia, ese joven se ve que definitivamente es peligroso, así que debía hacer bien el trabajo, o de lo contrario, el que podría acabar muerto será otro―.
―Supongo que yo puedo asustarlo como guste.
―No. Seguirás al pié de la letra todas mis indicaciones. ―enarqué una ceja― Ahora yo, soy tu jefe.
Supongo que no me queda de otra que estar sumiso ante las órdenes de él.
―¿Alguna vez te han dicho que eres muy tierno?  ―sonrió―.
―Nunca ah…―acabo de aceptar un trato y ni siquiera me sé el nombre de aquel―.
―Solo dime señor ―acariciaba mi mejilla haciéndome sentir más incómodo―.
―Ah…No, nunca…me lo habían dicho…señor.
―Oh, vaya que eres perfecto para el trabajo que te asigné ―sonrió―, tan tímido y sumiso, eres un como un cachorro.
―Señor…¿Puede decirme que es lo que tengo que hacer? ―ahora solo quería salir de aquí―.
―De acuerdo ―torció la boca―, no puede decirte nada lindo. En fin, nuestro sujeto es un chico alto, de cabello negro  y algo largo ―me entregó una fotografía y justo al verlo, se me hizo extrañamente familiar―. Ahora él es dueño de una de las empresas más grandes de Corea, es por ello que no queremos que abra la boca, así que, solo asústalo un poco. Ahora, lo primero que tienes que hacer, es arreglarte un poco, cambiar tu atuendo e ir a un lugar que el frecuenta mucho.
―Pero señor, yo…
―No te preocupes, toma ―me ofreció unas bolsas llenas de ropa nueva y muy cara―.  Tu único trabajo aquí será localizarlo, tomar unas copas con él y hacerte suyo ―abrí más los ojos al escuchar lo último―.
―¿Cómo dijo? ―el comenzó a reír―.
―Es por eso que te dije que este trabajo solo sería sencillo si tú así lo deseas.
―¿Acaso él es…?
―¿Gay? Sí, lo vigilo desde hace tiempo y siempre frecuenta ese lugar todas las noches buscando un chico al cual poseer, y siempre los encuentra jóvenes o de apariencia pequeña, sumisos, tímidos ―él se levantó de su asiento y fue acercándose a mi―, tiernos, con ese “algo” que los hace únicos en su tipo. Justo como tú ―susurró sobre mis labios a lo que yo giré mi rostro―.
―S..Señor…¿P..Podría retirarse? ―su mano fue deslizándose por mi cuello, acariciándolo lentamente y yo sentía un ligero cosquilleo―.
―Junsu ―susurraba sin moverse de donde estaba―, seducir a una persona es tan fácil como lo que hago contigo ahora ―comenzó a besar lentamente mis labios y yo me sentía mal conmigo mismo, quería salir, huír, escapar, me sentía un completo asco al dejarme besar por él―.
Quise moverme pero no podía, ya que aquellos hombres que cuidaban al “Señor” me sostenían por las manos, sentí como poco a poco levantaba mi camiseta sucia y acariciaba mi torso por dentro, logré zafarme de ese beso forzado desvíando el rostro y noté que me corté un poco, ya que mi labio inferior sangraba, pero eso no fue suficiente para él, ya que tan pronto como me moví comenzó a besar mi cuello de una forma desesperada dando lametones y mordidas mientras me estimulaba acariciando mis pezones, me odié profundamente al notar que eso funcionaba, ya que pronto comencé a sentir un fuerte dolor en mi entrepierna, ya me sentía presionado por mis propios pantalones, una de sus manos rozó por esa zona y solté un gemido, un gemido que con el tiempo fueron más al sentir la mano de aquel hombre masturbar fuertemente mi miembro hasta hacer que me corra,  sentía como mis ojos se llenaban de lágrimas que poco a poco recorrían mis mejillas, ahí se fue todo ese orgullo varonil…por la borda.
Se separó de mí y sonrió satisfactoriamente mientras me contemplaba llorar como niño.
―Sólo los débiles lloran ―me dijo― y yo se que tú no lo eres ―secó una de mis lágrimas con uno de sus dedos. Ahora ya has aprendido como debes hacerlo ―miré de reojo y pude notar ese gran bulto en sus pantalones―.Ah…―me miró―, no te preocupes, no te obligaré a deshacerte de esto ―señaló su entrepierna―, ya tengo a alguien, aunque créeme, ganas no me faltan de darte un par de estocadas por ese gran trasero tuyo ―sonreía maliciosamente mientras acariciaba mis glúteos sintiéndome aún peor―.
―…por favor…―lloraba―…basta…
―Ya te lo dije, sólo los débiles lloran como nenas, aunque tu serías una hermosa nenita ―acariciaba nuevamente mi mejilla―. Confío en ti Junsu ―me miró seriamente―, espero que hagas bien tu trabajo ―sentí que el carro se detuvo ¿En que momento nos movimos? ―, de lo contrario, te costará mucho ―sacó una pequeña navaja de bolsillo y la rozó lentamente por una de mis mejillas haciéndola sangrar―, ¿Entendiste? ―asentí temerosamente―,bien, ahora baja, hay una reservación a tu nombre en este lugar, pide tu llave y quédate ahí el tiempo que gustes. Ahora trabajarás para mí y harás todo lo que te ordene ¿Queda claro? ―volví a asentir―. Perfecto, ahora largo ―abrieron la portezuela, tiraron las bolsas de ropa nueva, y me empujaron dejándome frente al hotel, me sentía hecho un asco, subí mi cremallera, acomodé mi poca ropa que traía y entré para confirmar la reservación.



Entre toda la gente que se encontraba en el club no podía encontrarlo, eran demasiados, traté de atravesar a toda la gente mientras sacaba por ratos la fotografía para ubicar a aquel joven de cabello oscuro, a quien finalmente encontré hasta el fondo, justo por donde estaba el mini-bar.
No tardó mucho en notar mi presencia, pues apenas sus ojos notaron los míos me hizo una señal para que fuera hacia él, los nervios comenzaban a inundarme, pues lo que me habían mandado a hacer no era de mi agrado, pero la paga era muy buena, era bastante dinero, entre las ropas venía un adelanto y fue por ello que decidí seguir adelante con lo establecido.
Cielos, era atractivo en persona, con una piel tersa, cabello negro y ondulado vestía completamente de blanco, por lo que destacaba entre todas las personas, pareciera como si estuviese vestido para alguna ocasión especial.
―¿Por qué no te había visto por aquí antes? ―me pregunto mientras observaba fijamente su copa de Whisky ―.
―Quizás porque soy nuevo en esta ciudad, ¿No crees? ―no quería mirarlo pero a estas alturas ya me era algo imposible, tiene unos ojos, una mirada tan…linda―.
―Sí…quizás sea eso ―me miró fijamente a lo que yo me sonrojé―. ¿Deseas algo de tomar?
―Claro ―sonreí―.
El pidió otro Whisky para mí y comenzamos a conversar sobre lo que él hacía actualmente, sus gustos, la plática era buena, y poco a poco comenzó a crecer mi interés hacia él, las copas pasaban una a una y, justo como lo planeado, él se encontraba ebrio y dispuesto a todo, cuando de pronto él tomó mi mano y me llevó hacia un pequeño rincón donde se hallaba una puerta que abrió y entramos a un cuarto que solo era iluminado por una tenue luz roja, la música del club casi no escuchaba, y él solamente me miraba sonriendo de una forma que no me esperaba, con deseo.
Me tomó por la cintura y me pegó completamente hacia él, rozó sus labios con los míos y comenzó a besarme, cerré los ojos mientras trataba de pensar en otra cosa y, justo como mi jefe me había dicho, solo debo “dejarme llevar”, y así lo hice, los besos siguieron y pasaron a caricias, mordidas, que también yo daba puesto que, de una forma inexplicable él logro hacer que comenzara a disfrutar eso, yo también lo besaba, lo tocaba, lo acariciaba, lo mordía, despojamos nuestras prendas y comenzaba a prepararme, en cualquier momento llegaría lo más doloroso que puede pasar, él comenzó a penetrarme y yo solamente derramaba algunas lágrimas pues nunca nadie había hecho eso conmigo, acariciaba mi miembro y aumentaba la velocidad de sus estocadas pasando del dolor al placer, ahora yo gemía y gritaba, él solamente lo estaba disfrutando, de pronto sentía que estaba en el mismísimo paraíso y ambos explotamos juntos.
Sonreí y suspiré recostándome junto a él, y fue entonces cuando reaccioné y me dí cuenta de todo lo que había hecho, y ¿saben? No me arrepiento.
―Dime que estarás aquí mañana ―acariciaba mi mejilla―.
―Todos los días que quieras ―sonreí―. Por cierto, ¿Cómo es que te llamas?
―Yoochun, Park Yoochun ―volteé mirándolo―.
―¿Yoochun?...¿Tú?...¿Me recuerdas?... ―ahora me sentía horrible―. ¿Chunnie?
―¿Junnie? ―me miró sorprendido―…¿Junsu eres tú?

Sí, Yoochun, ese es el nombre de aquel niño que había dejado en el orfanato, un niño que había cambiado mi vida, un niño al que le había tomado mucho cariño, un niño al que amé desde que era pequeño y yo, jamás se lo dije.
―No puedo creer que por fin te hallé después de tantos años ―me abrazo fuertemente―, no vuelvas a dejarme nunca Junnie, por favor.”

Desde ese momento comprendí que mis sentimientos eran correspondidos, le había dicho al jefe que había amenazado a Yoochun para que no se entrometiera, pero ahora el jefe se enteró de que estamos juntos y ahora Yoochun trabaja conmigo en asuntos para él.
Es por ello que me di a la tarea de protegerlo a toda costa, pero no pensé que justo ahora todo eso se arruinara, me sentía fatal, no podía dejar de pensar en ello cuando unos brazos me rodearon.
―¿Me extrañaste Junnie? ―sonreía y entonces mi lágrimas comenzaron a salir―. Junnie, ¿Qué pasa?
―Todo se arruinó Chunnie, todo es por mi culpa ―lo abracé ocultando mi rostro―.
―¿Por qué dices eso amor? No estés asi, por favor
―Chunnie, asesinaron a Rob, y fue mi culpa ―lo miré con ojos llorosos mientras él secaba mis lágrimas―.
―¿Rob, El conductor de autobuses?
―Ese mismo…¡Chunnie, yo hice que lo mataran!
―¿Cómo dices?
―Yo quería protegerte, y pensé que lo mejor era deshacerme de aquel que arruinaba los planes del jefe ―no podía dejar de llorar―, pero ahora el jefe se enteró del accidente y mandó a asesinarlo, Chunnie ahora esta muerto, y si me descubren te harán daño y no quiero que te hagan daño Chunnie ―lo abracé más―.
―Tranquilo ―besó mi frente―, entiendo que esto lo hiciste por protegerme
―Lo hice porque te amo Chunnie
―Te amo demasiado Junnie ―sonrió―, y no te preocupes, esto lo enfrentaremos juntos, ¿Esta bien? Ahora por favor, no llores más mi niño hermoso.
Sonreí como nunca y él me besó, como amo a mi Chunnie, tan atento, tan lindo, agradezco cada día que estoy con él y agradezco que el destino nos haya vuelto a reunir y esta vez, para siempre.


4 comentarios:

  1. uuu el yoosu y junsu asiendo todo lo posible por salvar a yoochun y esta emproblemas¡ ¡¡ gracias annie

    ResponderBorrar
  2. uuu el yoosu y junsu asiendo todo lo posible por salvar a yoochun y esta emproblemas¡ ¡¡ gracias annie

    ResponderBorrar
  3. Que el mundo es chico , encontrarse con su amor en estos momentos yoosu gracias annie por la actualizacion

    ResponderBorrar
  4. Que historia de Yoochun y Junsu, desde el orfanato se querian, pero estan en peligro por las relaciones que tienen con otras personas malas...

    Gracias!!!

    ResponderBorrar