EPÍLOGO
«Yo le dije que no se arriesgara a hacer eso, justo después de contarme lo que significaba para él y después de las conclusiones pasadas, no puedo creer que realmente hiciera eso, debió esperar…debió hacer esto a tiempo…no debió ir solo.»
Ahí estaba, solo, frente a la lápida, con la mirada baja, era él, su compañero, su amigo, el Agente Ji Jung de la KWIA, quien no podía ocultar el dolor que sentía ante la pérdida de su colega, el Agente Kim Jae Joong.
“Hero” , así lo conoció Corea del Sur y así será recordado por algunos años más. Gracias a esas hazañas, gracias a esos crímenes que él pudo resolver.
Pero, así como fue astuto, también fue muy necio y muy terco. No admitió en un principio estar enamorado, y, justamente en su último caso, al ver que el principal sospechoso era su amado, decidió arriesgarse y tratar de resolver las cosas por si mismo.
Una noche, una charla, quizás…un encuentro.
Esa noche Kim Jae Joong se arreglaba para ver por última vez a Jung Yun Ho, el hombre que amaba con locura.
Tras ir a la prisión, Ji Jung llamó a Jae Joong confirmándole la muerte de Hyun Wook, aquel que fue encarcelado injustamente, el agente mandó los datos de su hermano Park Yoochun, quien junto con su pareja Kim Jun Su, lamentaron la terrible pérdida, culpando a Yun Ho de todo y confesando la manera en que éste los amenazaba y los torturaba, inmediatamente señalaron un nombre: Shim Chang Min, fiel a Yunho desde años atrás, quien ha sido su cómplice en los últimos asesinatos.
Tras esta confesión, Ji Jung se encaminó para detener a Chang Min, quien, una vez preso, confesó los crímenes en los que Yunho tomó parte, así como también la paga que recibía y las amenazas a su familia que recibía constantemente.
Tras un pequeño juicio, fue condenado a 35 años de prisión por complicidad y 40 años más por homicidio calificado, lo que es casi equivalente a estar el resto de su vida en prisión.
Esa noche, a las 7:30pm, Ji Jung recibió una llamada de Kim Jae Joong, advirtiéndole lo que haría, preocupado, le advirtió la clase de criminal con el que se metía, sin embargo, él hizo caso omiso de todo lo que le dijeron. Más le dejó algo en claro.
“Si han pasado dos horas desde que realicé esta llamada, y no obtienes algún aviso mío. Lleva refuerzos.”
Habían pasado las dos horas exactas y no había respuesta alguna por parte del Agente Kim, llamó a los refuerzos y se dirigieron a la casa de Jung Yun Ho.
La policía derribó la puerta y subieron hasta la habitación, encontrando dos cuerpos iner-tes,completamente desnudos y ensangrentados; Ji Jung solo se cubrió la boca lamentando no haber actuado antes, el sabía que algo así sucedería, sin embargo, solamente siguió las órdenes de su superior…
Y ahí estaba, llorando en su lápida mientras le deja unas flores, flores que se anexan a las que todo Corea le dejó el día anterior, ya que había sido su entierro y la Agencia le hizo un homenaje especial por los crímenes resueltos, destacando el más reciente: “Half Moon Blo-od”.
—Todos lo extrañaremos —un chico se acercó a la lápida dejando una rosa sobre ésta—.
—¿Quién eres tú? —Ji Jung miró extrañado al chico de cabello largo—.
—Digamos que soy…un amigo de ambos.
El chico miró hacia la tumba de al lado, viendo la lápida de Jung Yun Ho, vacía, salvo por unas flores que aquel chico de sedosa cabellera había dejado.
—Kim Hee Chul… —pronunció Ji Jung—. Eres tú, ¿cierto?
El chico no contestó, solamente sonrió levemente alejándose del lugar.
«Supongo que…así deben estar…ambos…juntos —miraba ambas lápidas, una junto a la otra—. Sí…supongo que así les hubiese gustado.»
Ji Jung respiró profundamente y haciendo una pequeña reverencia hacia la lápida de su superior, se alejó de ahí, dejando a ambos, descansar en paz.
«Yo le dije que no se arriesgara a hacer eso, justo después de contarme lo que significaba para él y después de las conclusiones pasadas, no puedo creer que realmente hiciera eso, debió esperar…debió hacer esto a tiempo…no debió ir solo.»
Ahí estaba, solo, frente a la lápida, con la mirada baja, era él, su compañero, su amigo, el Agente Ji Jung de la KWIA, quien no podía ocultar el dolor que sentía ante la pérdida de su colega, el Agente Kim Jae Joong.
“Hero” , así lo conoció Corea del Sur y así será recordado por algunos años más. Gracias a esas hazañas, gracias a esos crímenes que él pudo resolver.
Pero, así como fue astuto, también fue muy necio y muy terco. No admitió en un principio estar enamorado, y, justamente en su último caso, al ver que el principal sospechoso era su amado, decidió arriesgarse y tratar de resolver las cosas por si mismo.
Una noche, una charla, quizás…un encuentro.
Esa noche Kim Jae Joong se arreglaba para ver por última vez a Jung Yun Ho, el hombre que amaba con locura.
Tras ir a la prisión, Ji Jung llamó a Jae Joong confirmándole la muerte de Hyun Wook, aquel que fue encarcelado injustamente, el agente mandó los datos de su hermano Park Yoochun, quien junto con su pareja Kim Jun Su, lamentaron la terrible pérdida, culpando a Yun Ho de todo y confesando la manera en que éste los amenazaba y los torturaba, inmediatamente señalaron un nombre: Shim Chang Min, fiel a Yunho desde años atrás, quien ha sido su cómplice en los últimos asesinatos.
Tras esta confesión, Ji Jung se encaminó para detener a Chang Min, quien, una vez preso, confesó los crímenes en los que Yunho tomó parte, así como también la paga que recibía y las amenazas a su familia que recibía constantemente.
Tras un pequeño juicio, fue condenado a 35 años de prisión por complicidad y 40 años más por homicidio calificado, lo que es casi equivalente a estar el resto de su vida en prisión.
Esa noche, a las 7:30pm, Ji Jung recibió una llamada de Kim Jae Joong, advirtiéndole lo que haría, preocupado, le advirtió la clase de criminal con el que se metía, sin embargo, él hizo caso omiso de todo lo que le dijeron. Más le dejó algo en claro.
“Si han pasado dos horas desde que realicé esta llamada, y no obtienes algún aviso mío. Lleva refuerzos.”
Habían pasado las dos horas exactas y no había respuesta alguna por parte del Agente Kim, llamó a los refuerzos y se dirigieron a la casa de Jung Yun Ho.
La policía derribó la puerta y subieron hasta la habitación, encontrando dos cuerpos iner-tes,completamente desnudos y ensangrentados; Ji Jung solo se cubrió la boca lamentando no haber actuado antes, el sabía que algo así sucedería, sin embargo, solamente siguió las órdenes de su superior…
Y ahí estaba, llorando en su lápida mientras le deja unas flores, flores que se anexan a las que todo Corea le dejó el día anterior, ya que había sido su entierro y la Agencia le hizo un homenaje especial por los crímenes resueltos, destacando el más reciente: “Half Moon Blo-od”.
—Todos lo extrañaremos —un chico se acercó a la lápida dejando una rosa sobre ésta—.
—¿Quién eres tú? —Ji Jung miró extrañado al chico de cabello largo—.
—Digamos que soy…un amigo de ambos.
El chico miró hacia la tumba de al lado, viendo la lápida de Jung Yun Ho, vacía, salvo por unas flores que aquel chico de sedosa cabellera había dejado.
—Kim Hee Chul… —pronunció Ji Jung—. Eres tú, ¿cierto?
El chico no contestó, solamente sonrió levemente alejándose del lugar.
«Supongo que…así deben estar…ambos…juntos —miraba ambas lápidas, una junto a la otra—. Sí…supongo que así les hubiese gustado.»
Ji Jung respiró profundamente y haciendo una pequeña reverencia hacia la lápida de su superior, se alejó de ahí, dejando a ambos, descansar en paz.
Triste final, pero solo asi estaran juntos para siempre.
ResponderBorrarGracias!!!